Reportaje de Las Provincias dedicado a Julio y Alberto Hurtado, dónde nos muestran su carácter más afable y familiar más allá de los negocios.
«Aquellas tardes de Arbellonet»
La mañana en que nos citamos en la esquina de la calle San Vicente con el pasaje Ventura Feliu el tráfico circula de manera regular por ese céntrico enclave. De inmediato los recuerdos empiezan a aflorar en la cabeza de Julio Hurtado, quien observa un edificio de viviendas común y señala el punto exacto donde estaba la entrada y la salida del almacén de maderas que en su día poseyó su abuelo. “Había una puerta allí al otro lado. Llegaba hasta el final de la manzana”, indica. El abuelo tenía además una fábrica de carros en la plaza de San Agustín, cerca de la finca de hierro. “Aquello era el extrarradio”, apunta.
A continuación, con mirada emocionada, muestra exactamente el portal donde él nació. Entonces la vía urbana se denominaba Camino real de Madrid y el pasaje de la Mascota discurría en paralelo (…) Leer más